En el actual contexto socioeconómico por el que atraviesa el país, marcado por la profunda crisis económica y la elevada tasa de paro, la tendencia Legislativa que se observa por parte de los poderes públicos, en línea con Europa, apunta a la aprobación de un marco normativo que regule el ejercicio profesional al objeto de fomentar la competitividad y asegurar la adecuada capacitación de los profesionales.
Pese a la incertidumbre actual respecto al modelo definitivo que implementará el estado español para la regulación de los profesionales, el benchmark del estado del sector de la edificación en los principales países del mundo, elaborado por PwC para los Colegios Oficiales de Arquitectos Técnicos de Barcelona y Madrid, ha analizado los diferentes modelos de reconocimiento profesional existentes en países con coyunturas económicas muy distintas.
Los resultados del análisis realizado muestran que, a medida que un mercado madura, la necesidad y la tendencia de reconocer al profesional como la persona que dispone y aplica las competencias (conocimientos y capacidades) necesarias para ejercer su puesto de trabajo, se vuelve más necesaria y, por tanto, exigente. Así, en mercados jóvenes, la regulación del ejercicio profesional se centra en las empresas y no en las personas. Este modelo se sostiene, en términos generales, a partir de la otorgación de licencias de actividad a empresas en función de una serie de parámetros (número de empleados, capital, titulación de los empleados, etc.) y por tanto no regula de manera directa el ejercicio profesional.
Profesionales registrados
En mercados algo más maduros, el reconocimiento del profesional como individuo cualificado para desarrollar una actividad determinada cobra importancia, y por ello únicamente se permite desempeñar ciertas tareas a aquellos profesionales inscritos en un registro oficial de profesionales (generalmente estatal), siendo requisito